A la mañana siguiente, me despertó el aroma a pan
tostado y café recién colado. Martha se había
despertado muy temprano porque era momento de
volver a Venezuela. Me levante de la cama y fui a
cepillarme los dientes. Al llegar a la cocina se
veía muy contenta cocinando y en la radio sonaba
Roberta Flack con “the Firts time ever I saw your
face” me acerque a ella y sin media palabras la
abrace y le di un beso, ella sonrió me dijo –
Desayunas y salimos ¿vale?, – Claro que sí, ¿y
para dónde vamos? Pregunte comiéndome una tostada
con mantequilla. – A cambiar tu vida, dijo riendo
a carcajadas. Ana se despertó y se sentó a mi
lado. Mientras desayunábamos escuchábamos la
hermosa voz de la cantante… Y entonces recibí un
mensaje de texto:
Volveré a Venezuela, esta noche. Saludos
Pitágoras
Lo leí, y de igual manera lo elimine, me sentía
mucho mejor alejándolo de mí. Me fui a mi
habitación y tome una hoja y una pluma para
redactar la carta con la que le haría entrega la
caja, aunque no tenía ni idea de lo que iba a
escribir ni mucho menos como le iba a entregar la
caja asumía que eso tenía que suceder antes de que
el volviera a nuestro país. Entonces me senté en
mi mesa de estudio con la hoja en blanco y la caja
a un lado y así solas y simples llegaron las
palabras para ser plasmadas en el papel:
Ya me liberé de las cadenas a las que me até por serte fiel por
entregarte mi alma y mi libertad, ya me envenené lo suficiente
con tu desnudez con aguantar todo el horror que me hiciste
soportar. Y soy yo… nadie más la que dice que puede
aguantar la que puede seguir voy a sobrevivir y me volveré a
levantar, no quiero más de lo mismo creyendo que vas a
reaccionar no voy hacer la que llora y te espera sentada en el
sofá, no quiero noches en vela pensando que vas a regresar, no
voy a ser esa pieza del juego que nunca ganara. Ya me
desperté del sueño absurdo que me hizo perder la fe en
mi dando por hecho que yo era para ti ya se lo que es ir al
infierno en donde tu estas donde serás el rey de los que no
saben llorar. Por eso aquí te entrego en esta caja nuestros más
hermosos recuerdos de esa relación que te llenaba, y te hacia
afortunado, y no, no fueron inútiles las noches que te di, te
marchas ¿y qué? Yo no intentare discutírtelo, lo sabes y lo
sé. Y tal vez me iré sintiendo sola, sí, porque tu sonrisa me
había abierto tu paraíso, pero con cada mujer hay un hombre
como tú, y se que mi sitio ya lo ocupas con ella a mí me parece
que también sucederá lo mismo, mis problemas se han
convertido en Pitágoras, y ahora me toca hacerme la dura
para sentirme un poquito más segura. Vete, busca una
excusa y luego márchate porque de mí no debieras
preocuparte yo estaré quizás te escribiré un par de correos, y
te hablare de esa sonrisa tan definitiva.
Suerte
Lucia Marchan
Sentía que había sacado de mi mucho dolor al
terminar esa carta. La doble y la metí en la caja,
Martha me toco la puerta de mi habitación y en ese
momento sabría cómo iba a entregar el paquete.
Ella decidió entregársela personalmente pues
coincidían en el mismo vuelo para Venezuela. Me
aliste y salimos a la calle, Ana no quiso
acompañarnos pues tenía cosas que hacer y se fue a
su casa. Martha y yo nos montamos en el coche y
nos fuimos a una agencia a cambiar mi número de
contacto, me sentía muy decidida de cerrar este
ciclo para siempre. Luego de allí salimos a hacer
compras para mi familia en Venezuela, el día
estaba radiante, no habían momentos lluviosos en
mi cabeza, no existía un dolor, no habían sueños
imaginándome que el volvería, todo estaba tomando
su rumbo otra vez… Mientras entrabamos a un
restaurant a pedir algo de comer, Martha quiso que
nos tomáramos muchas fotos para iniciar una nueva
caja de recuerdos y creo que fue la mejor idea que
se le pudo haber ocurrido, la estábamos pasando
muy bien a pesar de que sentía un poco de
nostalgia porque ella debía volver a Venezuela
hubiese querido que se quedara por mucho más
tiempo.
Teníamos que volver al departamento por las
maletas, esta vez no pude acompañarla al
aeropuerto pero pedimos un taxi para que la
llevara, le di la caja y la metió en su bolso de
mano, la abrace muy fuerte y ella también a mí, se
quitó su chaqueta favorita y me la entrego –Toma
así no te hare tanta falta- Dijo con lágrimas en
los ojos. – No se vale, llorar más por ese
personaje es momento de cerrar el ciclo ¿bien? –
Me dijo llevando un mechón de mi cabello hacia
detrás de mi oreja. Y yo baje mi mirada y le dije
– No será fácil pero lo hare, ya es momento de
vivir mi vida.- El taxi llego la acompañe hacia la
puerta y dijo – Te voy a extrañar hermanaMientras me abrazaba con tanta fuerza que no me
quería soltar. –Yo también, le di un beso. Se
montó en el coche y se fue. Me había quedado un
vacío y una nostalgia inmensa en mi corazón, pero
sabía que la volvería a ver pronto…
Pasada un par de horas recibí un mensaje de texto
que decía:
Paquete entregado Martha
Y entonces era momento de decir Adiós, a esas
noches en vela pensando en su amor, en mis
lágrimas por él y que mi mente no hacía más nada
que pensarlo todo el tiempo.
Se aprende a dejar de amar cuando esa persona te
decepciona cuando no hace más que pensar en sí
mismo, sin tomar en cuenta el daño que les hace a
los demás.
Con el celular en mano, sonreí. Sentía que mi
mundo estaba iniciando a cambiar para un mejor
futuro sentimental, me tire al sofá con un
chocolate caliente y prendí la TV, allí me acosté.
El bambú que se había convertido en una planta
fuerte que tardaba en crecer y que solo yo había
sembrado, había decidido cortarla de raíz. Cerré
mis ojos hasta el punto de quedarme dormida sin
soñar estar cinco minutos a tu lado.
Sincactus1.1